Jugando a la vida.

La vida no es un juego porque no hay nadie que la gane.

Jugando a la vida aprendí que unas veces se pierde, y otras se gana, la vida a veces es bonita y otras veces da asco, que a veces es aburrida y otras divertida, a veces es justa y otras veces es injusta, que la vida no es lo que nosotros queremos, es lo que nos da y que hay que aferrarse a lo que tenemos y saber valorarlo, porque quizás algún día lo perdamos y hay que aprovechar el tiempo que tenemos porque quizás mañana ya no estemos en ella, porque hay trenes que pasan solo una vez en la vida y hay que agarrarse bien al vagón antes de quedarnos en la estación esperando otro tren que a lo mejor nunca pasará.

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